A los 10 minutos se puso en ventaja con un gol de Enzo FernÔndez y De la Cruz aumentó en el minuto 33.
Gallardo tenĆa razón. No hace falta ver un City-Liverpool para observar fĆŗtbol de nivel europeo. Tampoco es necesario prender la tele y poner un partido de esos para deleitarse con jugadores que tranquilamente podrĆan estar allĆ”, en los grandes.
PodrĆan preguntĆ”rselo a los mĆ”s de 70.000 hinchas que llenaron el Monumental, a los otros miles que lo siguieron por TV o al seƱor inglĆ©s que se sentó en un palco y a los 10 minutos ya tenĆa la boca abierta por el golazo que convirtió Enzo FernĆ”ndez, la joya que habĆa venido a scoutear desde Manchester. Vaya si le pesó al pibe que haya gente del United, uno de los capos del Viejo Continente.
El seƱor inglĆ©s quizĆ”s desee que su equipo juegue como este River. Que en cada ataque meta a siete jugadores en campo rival. Que reduzca casi a la mĆnima expresión a un Fortaleza que llegaba con pergaminos desde Brasil (salió cuarto el torneo pasado, mĆ”s arriba que Corinthians, rival de Boca). Que cuando acelera, cualquier cosa pueda pasar. Que presione y asfixie al adversario.
 Asà llegó el primero: un De la Cruz en modo escurridizo hizo que Tinga se llenara de dudas y que, tras la recuperación y un centro que no tuvo destino rojo y blanco, la pelota le quedara boyando a un Enzo Jr. que estÔ endiablado y que mete bombas desde todos lados. Con tanta naturalidad como si no lo estuvieran siguiendo de Manchester⦠La misma naturalidad que tuvo el Muñeco para repetir un esquema que viene dando sus frutos y que con una mayor cantidad de partidos seguramente llegarÔ al tope.

Sacrificar un volante ofensivo para incluir a SuĆ”rez no hizo que el equipo perdiera volumen de juego ni goles: el de De la Cruz -otro bombazo- fue el 15° que anota un jugador de su posición en lo que va del semestre, aspecto que es fundamental. Al tener dos puntas y sin ser ni Ćlvarez ni el 7 bravo tanto de Ć”rea, que siempre se quede uno arriba le permite al otro salir a jugar y asistir. Varias veces se buscaron, pero las salvadas del arquero Walef y algunas fallas en la definición hicieron que esta sociedad se fuera en blanco, todo lo contrario a lo que habĆa pasado hace una semana en Lima.
El señor inglés se debe haber ido sorprendido con la facilidad con la que River generó los espacios (ademÔs de con la gran noche de Enzo, claro). Casco (no, no es Joao Cancelo) pasó cuantas veces quiso al ataque, metió centros que fueron pases a la cabeza del compañero y hasta estrelló un remate en el travesaño, De la Cruz (ovacionado) estuvo muy participativo por la izquierda de la ofensiva y volvió a ser ese uruguayo picante de hace un par de años y JuliÔn tuvo las suyas, pero algunas demoras en la definición y malos controles hicieron que su racha sin festejar se extendiera a cinco juegos y medio. Igual, se cansó de exigir a la defensa brasileña.
La de River merece un pĆ”rrafo aparte. Herrera estuvo flojo en la marca (Moises le ganó dos veces en los primeros minutos) y se fue acomodando a medida que transcurrĆa el partido, ayudado por los escasos ataques de los de Vojvoda. MartĆnez tambiĆ©n desentonó en algunas (DĆaz lo salvó cuando habĆa errado un cabezazo tras un largo pelotazo) y hubo varios desacoples que le podrĆan haber permitido a Fortaleza descontar y meterse en partido de forma inmerecida.
Gallardo tenĆa razón. Ni en la Libertadores su equipo se relaja y cede protagonismo. Jugando asĆ, habrĆ” que ver fĆŗtbol europeo para seguir a sus jóvenes figurasā¦
Fuente: OlĆ©.Ā